¿Estamos preparados para llevar una IA colgada del cuello?

Grupo de estudiantes sonrientes con dispositivos de inteligencia artificial colgados al cuello, ilustrando el uso de tecnología wearable

Imagen generada por IA.

En 2027, OpenAI quiere lanzar 100 millones de asistentes personales físicos. No son apps. No son pantallas. Son dispositivos reales, diseñados por Jony Ive (el creador del iPhone), pensados para llevarse colgados del cuello.

Sin pantalla.
Sin teclado.
Pero con ojos, oídos… y memoria.

¿Qué es este dispositivo?

Un colgante inteligente que:

  • Te ve

  • Te escucha

  • Aprende de ti

  • Se conecta a tu móvil

  • Responde a tu voz y a tu entorno

La promesa: liberarte del móvil para que mires el mundo real. La consecuencia: introducir una inteligencia artificial física, personal y constante en tu vida diaria. Lo inquietante es que la propia OpenAI reconoce que este proyecto, creado junto a Jony Ive y financiado con más de 6.500 millones de dólares, podría ser “la empresa más importante que jamás hayan creado”.

Fuente: Wall Street Journal, 21 de mayo de 2025

Una IA “invisible”, pero presente

Este dispositivo busca una relación más humana con la tecnología.
Sin pantallas que nos distraigan.
Sin notificaciones constantes.
Pero con un asistente que nos acompaña, observa y aprende de cada interacción.

No es solo una herramienta.
Es una presencia.

Y eso cambia radicalmente el escenario social, legal y educativo.

¿Qué puede salir mal? (Y ya está pasando)

El precedente más cercano lo vimos hace apenas unos días en España.

La Policía Nacional detuvo a un hombre por usar unas gafas Ray-Ban con cámara integrada para grabar y tocar a mujeres sin su consentimiento, todo como parte de un supuesto “curso de seducción”.
El País, 29 de mayo de 2025

El problema no era la tecnología en sí. El problema fue el uso sin educación, sin ética y sin consentimiento.

Ahora imagina dispositivos como el de OpenAI, masivos, accesibles y aún menos visibles.

¿Qué dice la ley?

Desde 2024, la Ley Europea de Inteligencia Artificial (Reglamento 2024/1689) establece un marco legal para regular el uso ético y seguro de sistemas de IA.

Los puntos clave:

IA y legislación: puntos críticos

  1. Uso de cámaras y micrófonos: El dispositivo “te ve y te escucha”, por lo que debe respetar la Ley de Privacidad europea, RGPD, y las restricciones sobre grabaciones en espacios públicos y privados.

  2. Tratamiento de datos sensibles: La Ley de IA (Reg 2024/1689) exige transparencia, supervisión humana y auditoría para sistemas de alto riesgo como evaluación personal o geolocalización.

  3. Consentimiento informado: No basta con que el usuario esté de acuerdo; debe entender cómo se recopilan, almacenan y usan sus datos y los datos de su entorno.

  4. Marco preventivo: La ley europea marca un camino, pero si no hay formación previa sobre uso, derechos y ética, la violación será cuestión de tiempo.

Pero el gran reto es cómo se aplicará todo esto a un dispositivo que “te acompaña” en la vida diaria.
¿Cómo se asegura el consentimiento de las personas que no saben que están siendo observadas?
¿Cómo se protege la intimidad?

La educación que no estamos dando

La llegada de esta tecnología plantea una urgencia:

¿Estamos educando para un mundo donde la IA no solo está en las máquinas, sino en el cuerpo?

La legislación existe, sí. Pero sin formación ciudadana, docente, institucional y empresarial, no es suficiente.

Necesitamos educación en:

  • Derechos digitales y consentimiento

  • Privacidad y grabación en espacios públicos

  • Pensamiento crítico ante tecnologías emergentes

  • Riesgos sociales y sesgos de la IA

No basta con adaptarse. Hay que anticiparse.

En 2027, tu asistente personal con IA podría acompañarte todo el día: al andar, al trabajar, al interactuar. Te ayudará, te observará, aprenderá… pero también puede grabar involuntariamente a quienes te rodean. Esto activará dilemas éticos, legales y sociales.

Nuestra pregunta no puede ser: “¿llegará?” Debe ser: “¿Estamos listos para acompañar esta presencia?” — Y la respuesta está en la educación y en la legislación anticipada.

Conclusión: ¿y ahora qué?

No se trata de rechazar la innovación. Se trata de prepararnos para habitarla con conciencia, derechos y cuidado. Y eso solo lo lograremos educando, formando y abriendo el diálogo.

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