Reflexiones sobre lo aprendido en el curso de Realidad Virtual en Educación de AprendeINTEF

5º y Último reto del Mooc de Realidad Virtual en Educación

Hemos llegado al final de este interesante curso y nos retan a reflexionar sobre los conocimientos adquiridos sobre Realidad Virtual en educación y a sacar conclusiones personales al respecto. Empecemos con las preguntas que nos plantean:


¿Ha cubierto el MOOC las expectativas iniciales que tenías antes de comenzarlo?

Sí. Cuando leí las especificaciones de este curso, estaban muy bien especificados los objetivos y las competencias que íbamos adquirir al realizarlo. Expectativas a este nivel, más que cubiertas. Tras finalizar este curso tengo mucho más claro que es la Realidad Virtual, antecedentes, diferencias con la Realidad Aumentada, inmersiva y mixta… una maravilla.

¿Qué temas de los abordados a lo largo de este MOOC te han aportado nuevos aprendizajes?

La tipología y los formatos, así como la creación inmersiva mediante fotografía 360º me han maravillado. Lo he disfrutado mucho elaborando contenidos que se pueden utilizar en el aula. También me ha gustado muchísimo nuestra incursión en la creación de VR mediante contenidos 3D pero en ese apartado creo que quiero seguir aprendiendo, ha sido una muy buena iniciación. Si me tengo que quedar solo con un par, Poly y Cospaces han sido maravillosos descubrimientos.

¿Cómo aplicarás algunos de estos conocimientos en tu desempeño profesional?

¡Ya estoy diseñando Unidades Didácticas en las que poder aplicarlas! Estoy deseando proponerlas y trabajarlas en el aula. Para trabajar Historia del Arte, Geografía e Historia… son una maravilla llena de posibilidades infinitas. Creo que estoy demasiado emocionada y todo.

¿De qué manera podemos utilizar en Educación la VR para que realmente sea un recurso beneficioso?

A mi modo de entenderlo, todavía una neófita en el tema, hay que “facilitar” su uso. Abrir el melón empezando pequeños, con las Cardboard, recursos gratuitos, que los hay a patadas, implicando a los profesores y dándoles las herramientas para que se puedan formar, entusiasmarse con las posibilidades y democratizar su uso. Sin que quede aparcado solo para una élite que tiene recursos económicos que invertir en el aula. Los beneficios de esta herramienta dependen tanto de que esté bien planeada, guiada por el profesor, que veo indispensable la formación.

¿Qué aspectos éticos deberíamos tener en consideración?

Los riesgos asociados al uso de las nuevas tecnología y más en concreto las específicas de la Realidad Virtual. Si ya aplicado a las TICS nos encontramos los propuestos por Deborah Johnson: “privacidad, poder y propiedad”. Debemos tener en cuenta la privacidad, tener conductas éticas dentro de la red y respetar la propiedad intelectual de los creadores.

Gracias a este curso sabemos que debemos tener en cuenta también la edad de nuestros alumnos para no crear experiencias de más de 15-20 minutos por sesión. Guiarnos por las recomendaciones PEGI sobre otro tipo de contenidos a utilizar según sus características, etc.

¿Cómo crees que podemos abordar estos temas con el alumnado?

Con comunicación, formación y supervisión. Los consentimientos para informar a los padres, que sean aliados, formación previa con los alumnos para informarles que esta gran herramienta de aprendizaje también tiene sus riesgos, como todo en exceso. Guiarles hacia el conocimiento de la Netiqueta, las especificaciones de la propiedad intelectual, cómo compartir, atribuir, lo que denominamos respeto digital. En definitiva, formación y comunicación 360, nunca mejor dicho, para que no haya lagunas malinterpretables.

Además de animarnos a contestar a estas preguntas, nos han retado a crear un artefacto digital con nuestras reflexiones, así que aquí va, espero que os guste.

Reflexión final

Aún a riesgo de sonar repetitiva, lo que más me ha sorprendido de este Mooc sobre Realidad VIrtual en Educación, es lo relativamente sencillo que ha sido generar contenidos educativos de calidad. Ojo, sencillo, no falto de trabajo, elaboración y pensamiento y planificación previos.

Si algo hemos aprendido en este proceso es que hay que pensar bien qué queremos hacer. Tener clara la Unidad Didáctica en la que vamos a utilizar esta tecnología y planearlo todo al detalle. Tener un Plan B en la recámara, tampoco está de más, todos sabemos que a veces la tecnología falla. Poner al alumno en el centro del aprendizaje y convertirlo en un prosumidor, no únicamente en un consumidor de este tipo de formatos es lo que más me entusiasma de todo esto.

Fascinación a parte, creo que esta tecnología que lleva años siendo lo próximo que va a explotar tiene que democratizarse más. no quedar relegado a unos cuantos centros que dispongan del presupuesto necesario. Esto también lo veo posible gracias a las cardboard y sobre todo si tenemos docentes implicados y formados con ganas de elaborar contenidos educativos en estas plataformas.

Lo que puedo asegurar es que después de este curso, esta docente que escribe estas líneas, quiere seguir sumergida en este mar de posibilidades y exprimirle hasta la última gota.

Pero, ¿Y vosotros qué opináis de todo esto? Me encantaría leeros en los comentarios.